lunes, 20 de septiembre de 2010

SOBRE EL TRABAJO INFANTIL

Me gustaría hacer una reflexión sobre el trabajo de los menores, sin ánimo de herir sensibilidad alguna, sobre todo en los tiempos que estamos viviendo actualmente. No cabe duda que en todas las épocas de la vida humana, los niños y niñas han realizado trabajos para ayudar a la economía familiar, siempre de forma solapada; de forma no oficial y mal retribuida.

Hacemos algo de historia, por supuesto desde mi experiencia, y sin que represente crítica alguna. Como he comenzado diciendo en este escrito, sólo es una reflexión.

En la generación anterior a la mía, los niños con ocho años, ya trabajaban; guardaban cerdos y ganado, colaboraban en las labores del campo y en cualquier otra tarea que fuese necesario. Las niñas de esa misma edad, colaboraban en la casa y en las tareas del campo lo mismo que lo hacían sus madres. Esto era una forma de vida generalizada en las zonas rurales, y no suponía reproche alguno, por parte de la sociedad, hacia las familias que utilizaban a los menores para colaborar en la economía del hogar. De todo esto es muy fácil deducir que estos niños y niñas no conocían la escuela. Solo con un poco de suerte, era el maestro el que los reunía en casa y les enseñaba lo que podía.



Con la gente de mi generación, esta norma no estaba tan generalizada. La cosa se dispersaba dependiendo de la fuente de ingresos económicos que el padre de familia aportaba al hogar. Aunque para las familias que seguían viviendo en los pueblos pequeños o en el medio rural, su forma de vida se desarrollaba de la misma forma que la generación anterior.

Los niños y niñas de mi generación ya íbamos al colegio pero además colaborábamos en las labores del campo, ellos, y en las tareas del hogar, ellas. Eso en las familias donde había hermanos de los dos sexos. En la familia que todas eran hijas, las niñas trabajaban en la casa, en el campo y en lo que hiciera falta. Como digo, todo se hacia para mejorar la situación económica y todos colaboraban. Nadie lo veía mal. Nadie se sentía utilizado. Nadie criticaba la situación porque era la normalidad en todas las familias. En esta época, nos incorporábamos al mundo laboral con sólo doce o catorce años. A otro nivel, naturalmente, había niños que se dedicaban al mundo del espectáculo. Bien, a esos pequeños, después de pasado el tiempo, se les tilda de haber sido utilizados y se critica a la sociedad y a sus familias de haberlos explotado, porque como consecuencia son personas traumatizadas por el hecho de haberles permitido trabajar a esa edad.



En tiempo mas reciente, y con la DECLARACIÓN DE LOS DERECHOS DEL NIÑO en plena vigencia, sigue habiendo niños y niñas que trabajan en los medios. Pequeños que son actores de cine. Pequeños que desfilan en pasarelas. Pequeños que realizan anuncios en la televisión. Pequeños que participan en concursos televisivos porque quieren ser las estrellas del futuro. Pequeños que practican deporte de forma competitiva. Pequeños que torean como profesionales; dándose el caso de alguno que ha tenido que tomar la alternativa en otro país, porque en el nuestro no pueden hacerlo hasta la mayoría de edad. Unos porque tienen vocación y otros porque deben cumplir los sueños que sus progenitores no han logrado a lo largo de su vida.

Todo esto ya no se hace de forma solapada para ayudar a la economía familiar, como se solía hacer en otros tiempos, por lo de la precariedad en el hogar. No. Ahora existe toda una industria alrededor de estas pequeñas futuras estrellas, que son las agencias que se dedican a realizar los casting a los niños y a partir de ahí comienza una preparación para convertirse en buenos profesionales, como si de adultos se tratara.



Qué duda cabe que la Legislación ha cambiado, pero la situación de los niños, casi nada o muy poco. Siguen trabajando. Siguen aportando una economía extra al hogar. Siguen siendo utilizados por los mayores, aunque la DECLARACIÓN DE LOS DERECHOS DEL NIÑO, expone normas para proteger a los menores del trabajo y de toda clase de explotación.

Todo esto en el mejor de los casos, y en países desarrollados; todo lo expuesto es lo que sucede en nuestro llamado PRIMER MUNDO, porque en los países en vías de desarrollo, (por decirlo de forma eufemística). En el TERCERO, en el CUARTO y en todos los mundos marginales, la situación se hace insostenible. La vida de los niños, de la mayoría de los niños, es deprimente. Incomprensible a estas alturas de la Historia. Nadie lo ignora, y sigue pasando para bochorno de muchos. Nada se hace por intentar que mejore, se supone que el cambio se debe intentar por parte de los organismos competentes.



Por otra parte, solo podemos pasar de puntillas sobre el tema de los niños del TERCER MUNDO que trabajan en empresas que llegan del PRIMERO con sus empresas para buscar mano de obra infantil, y por consiguiente, barata. Todos se benefician; Empresas, Gobiernos, etc. Igualmente haremos con los “niños del coltan”. Niños que trabajan en minas de pequeñas cavidades donde los pequeños tienen mejor acceso para extraer el preciado material. El coltan está catalogado como el petróleo del S. XXI dado que es un mineral imprescindible para las nuevas tecnologías, y los Gobiernos, lejos de censurar esta situación, tratan de luchar por hacerse con el monopolio del mencionado metal.




Me van a permitir que exprese mi repulsa hacia esta situación tan sangrante que se está viviendo por parte de algunos niños en la actualidad a lo largo y ancho del mundo. Los niños que, desde mi punto de vista, deben ser objeto de todo respeto y protección, debido a la indefensión que padecen si no son protegidos por los mayores.

Estoy segura de que si no enfocamos todos nuestros esfuerzos en mejorar la situación que, de forma escueta acabo de exponer, no se ve esperanzador el mañana, sobre todo, el de los más jóvenes. Jóvenes de los que depende el futuro de los países. El futuro del mundo, y cuya responsabilidad es de todos. Nadie debe dejar de sentirse implicado en esta tarea, que, como digo es cosa de toda la Sociedad.



Como podemos comprobar la hipocresía, la falta de coherencia y un largo etc. de calificativos nada agradables, y que dejo a la imaginación del posible lector, son los valores que invaden nuestro mundo. Desgraciadamente vemos como pasan los años, los siglos y que nada, o casi nada ha cambiado hasta ahora.

1 comentario:

Geraldine dijo...

Hipocresia del mundo desarrollado, unas reglas escritas que quedan muy bien. Discursos politicamente correctos que no tienen más interés que ser sólo eso, discursos.
Al final los niños, los del primer mundo a su manera y los otros porque poco o nada duelen siempre víctimas indefensas.
Me encantó tu escrito. Da en el blanco y duele.
Un abrazo.

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