sábado, 18 de septiembre de 2010

INMIGRACIÓN SÍ. ATROPELLOS NO

Nadie ignora a estas alturas que, hablar de inmigración no representa novedad alguna. Posiblemente éste sea como tantos otros, un tema del que tanto oímos hablar, que ya nos resulta, incluso manido. Nos acostumbramos a tratar del mismo; a comentar y escuchar comentarios de todo tipo, pero sigue estando ahí. El hecho que supone la llegada a nuestras costas, y al resto de las costas mediterráneas, de cantidades de seres humanos en condiciones indignas, que nadie desconoce y que, aunque las ONGes se ocupen de acogerlos de la forma más humana posible, (esto a los que no se quedan en el intento), se trata de una realidad tan alienante que no se puede comprender que siga sucediendo.




Esto, que ocurre un día sí y otro también, se ha convertido en algo habitual; es un hecho que se sigue aceptando como si de algo normal se tratara. Siempre que se habla o se escribe sobre este tema, se plantea el hecho que supone este fenómeno, es decir, se expone el problema, pero ¿se intenta solucionar?. No se trata de frenar la inmigración sin más, pero sí de plantearse los atropellos que se están cometiendo; un sinsentido, teniendo en cuenta que se trata de seres humanos. La inmigración es un fenómeno humano tan antiguo como la aparición del ser humano en la faz de la Tierra. El hombre y la mujer buscan los lugares en los que creen que van a vivir mejor. La tierra es de todos y, como dice una vieja frase: “no se le pueden poner puertas al campo”.
El planteamiento que nos debemos hacer es si lo que está sucediendo se puede llamar fenómeno migratorio o se trata de un atropello a los Derechos Humanos que se está haciendo realidad en una serie de personas que, por una razón u otra sueñan con un “paraíso” que no existe y al final, muchos de ellos se encuentran atrapados en su propia red. Es decir; en unos cuantos kilómetros de agua que separan su “mundo” del “nuestro”.




Muchos son los que se aprovechan de estos seres ofreciéndoles una ayuda que, a veces, nunca llega. Comienzan por deshacerse de lo poco que tienen para realizar la aventura. En ocasiones, se empeñan para pagar el precio que les exigen, debiendo estar tanto tiempo trabajando para pagarlo, que puede resultar todo un triunfo saldar la deuda con las mafias que les han permitido trasladarse a la otra orilla del Mediterráneo. No encuentro adjetivo para calificar la tragedia por las que estas personas han de pasar hasta llegar a la costa: el desamparo, abandono, utilización, etc. de los que son víctimas y el riesgo que supone para la vida de todas ellas. Son tratadas como mercancía. Pueden ser transportadas de la forma más inimaginable. Todos lo sabemos.
Ante esta realidad nos debemos plantear si es tan necesario hablar de integración. Primero hablemos del derecho que asiste, o debe asistir al ser humano por el hecho de serlo. ¿Dónde están, en este caso los Derechos Humanos?. ¿Nos hemos parado a pensar donde pondrían el grito los representantes de las asociaciones que luchan por los derechos de los animales, como seres vivos que son, si a éstos se les tratara de forma semejante?. No se a quién beneficia que esto tan alienante siga sucediendo, pero está claro que si no se le ha puesto ya fin a esta situación es porque a alguien, por el motivo que sea, no le interesa acabar con ella. Sólo se habla de las situaciones que se derivan de este fenómeno como son, la xenofobia, el racismo, el “agosto” que hacen los empresarios contratando a los “sin papeles”, etc.




Todos nos seguimos preguntando; ¿quién o quiénes siguen permitiendo que esta masa de personas se encuentre en un país que no es el suyo sin una documentación reglamentaria?. Alguien debería haber comenzado ya a dar solución a este problema. Hasta ahora sólo se va parcheando la situación. Se le van dando largas. Se van tirando la “pelota” de un tejado a otro y nadie coge el “toro por los cuernos” para solucionar de una vez por todas la situación tan indignante que sufren estos seres humanos. ¿Quién se aprovecha más de la situación; las mafias, los gobiernos?, ¿a quién le interesa que esto no cambie?. Seguro que en primer lugar no están los empresarios que los contratan.

Como decía anteriormente, el fenómeno migratorio ha existido siempre, y la lucha debe ir encaminada a que se realice de forma legalizada. Seres humanos que voluntariamente puedan, siempre que así lo deseen, trasladarse de lugar, para buscar un bienestar económico, para enriquecerse culturalmente etc., pero que lo hagan libremente y con su documentación reglamentaria que les acredite como ciudadanos y como seres humanos. Esto evitaría que se hacinaran en las colas de las puertas de los organismos oficiales a la espera de que se les puedan ofrecer los “papeles”, hecho que supone un espectáculo bochornoso, indignante y humillante para el ser humano.



Lo más urgente es solucionar el problema que representa la salida de su lugar de origen y la entrada en el Viejo Continente. Cuando esto se realice voluntariamente, y por tanto, de forma humana, hablaremos de integración social y cultural. No puedo comprender que nos preocupe este aspecto cuando aún se siguen quedando en el estrecho cantidades ingentes de vidas humanas, como si de objetos se tratara.
A quien corresponda: ¿hasta cuando se va a seguir permitiendo esta situación que atenta contra los DD HH de estos seres que sólo pretenden mejorar su vida?. Sin duda alguna, alguien debería dar respuesta a éstas y a otras muchas cuestiones que, entorno a este tema nos podríamos hacer, pero mucho me temo que llegados a este punto, se mira para otro lado.

Posiblemente la respuesta se halle en una frase que un día escuché, con gran asombro por mi parte, de la boca de una autoridad intelectual y política, que de este tema ha demostrado saber bastante. La frase era más o menos así: “a los gobiernos de los países desarrollados no les interesa solucionar este problema. Les conviene tener gente necesitada de trabajo, es decir, mano de obra barata, a la que acudir, por si en un momento determinado, la masa proletaria autóctona se siente alienada y se levanta produciendo revoluciones y huelgas masivas”. Sólo así se entiende que a este fenómeno no se le ponga el freno necesario para que se produzca de manera normal, puesto que, estamos hablando, nada más y nada menos que de seres humanos. Por tanto; sí a la inmigración, pero no a los atropellos que se están cometiendo.


2 comentarios:

Diario de la Inmigracion dijo...

Enhorabuena por tu sensibilidad. He colgado tu comentario en mi blog:
http://diarioinmigracion.blogspot.com
Espero que no te moleste.
Un cordial saludo.

Geraldine dijo...

Toda la razón en tus palabras, estoy de acuerdo en todo y añadiría que una regulación adecuada no sólo evitaría esa tragedia de muertes, sería un beneficio para todos. Regulados los emigrantes, los que caben en realidad serían contribuyentes con derechos y obligaciones como todos.
Sostener esta situación creo que encubre la esclavitud del siglo XXI.

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