viernes, 8 de octubre de 2010

SOBRE LA HUELGA GENERAL

Hablar sobre la huelga general es una falta de respeto hacia las personas que están en situación precaria debido a la crisis que vive el país. La gente que está en paro sabe que esta movilización no se ha realizado para crear trabajo, para salir de la pobreza a la que esta situación les ha llevado. Lo que se ha realizado el día 29 de septiembre, sólo ha sido un simulacro para disimular la estrecha relación económica que existe entre Gobierno y ”Sindicatos de Clase”, (por cierto, ¿a qué clase pertenecen estos sindicatos que han organizado esta clase de huelga?, ¿a la clase de parásitos que viven de forma opulenta, o por lo menos eso es lo que aparentan, a costa de los Presupuestos Generales del Estado?).



La huelga se ha convocado, pienso yo, por “vergüenza torera”. Hasta ahora, habían afrontado, como “Dios les daba a entender”, las críticas de los ciudadanos, porque ante la que está cayendo desde hace bastante tiempo, no habían dicho “esta boca es mía”. Hasta ahora, cuando se han pronunciado los sindicatos, lo han hecho de forma suave, como para no molestar a quien les financia la economía de la que disfrutan, pero ya se han decidido a actuar, aunque sin mucho convencimiento de lo que realmente pretenden con esta “Magna Huelga”. Se deduce que hacer ruido, eso es lo que han conseguido. Pero nada más.

Aunque a última hora el mensaje de la huelga se ha centrado en la Reforma Laboral del Gobierno: quieren que rectifique en algunos aspectos de la misma, porque no beneficia a los trabajadores, la verdad es que cuando se decidió la fecha de la huelga, antes de las vacaciones, dato que puede parecer insignificante, pero la verdad es que han tenido tiempo suficiente para estudiar los argumentos que justifiquen la movilización del país.
Anteriormente, hablaban los sindicatos de protestar contra la Banca, los empresarios, etc. Contra cualquiera con tal de no molestar al Gobierno. Ahora ya tienen claro contra quien hay que protestar: contra la Reforma Laboral. Y me pregunto si para reformar una ley hace falta organizar una huelga general, es decir, intentar levantar un País entero, (aunque no lo hayan conseguido), País, que lo único que quiere es trabajar y no hacer una huelga que en nada le favorece. Sólo conlleva un evento de estas características, unos gastos económicos, tanto a nivel individual, como general, que el País no puede permitirse porque, como todos sabemos, no está para despilfarros. Por otra parte, ¿qué sentido tiene protestar por la Reforma Laboral, cuando ha sido aprobada por el Senado, el día 25 de agosto, y por el Congreso el 9 de septiembre?. Seguro que algún iluminado ya sabía lo que iba a pasar.

En definitiva se moviliza a la gente porque los sindicatos no son capaces de negociar con el Gobierno algo tan elemental como es cambiar o complementar unas leyes. Cambio que se puede realizar antes de que se aprueben y no esperar a que estén aprobadas y luego llamar al pueblo a la manifestación.
La huelga no se convoca porque no se le ve la solución a una crisis que ya dura demasiado tiempo y que, parece ser, que aún no ha llegado lo peor. Y cuya solución no creo que esté precisamente, en bajar o congelar sueldos y pensiones y subir impuestos.
Tampoco se ha convocado la huelga por el problema que representa el número de parados, que aumenta de forma alarmante. Nadie habla de que nuestro País se está quedando en el furgón de cola de la Comunidad Europea, en cuanto a la economía se refiere, y nadie es capaz de afrontar reformas estructurales que son tan necesarias para sanear la economía desde sus pilares, y no seguir pegando parches como se está haciendo hasta ahora.


Los sindicatos no le hacen la huelga al Gobierno, se la hacen a su Reforma Laboral. No le dicen que dimita; el Gobierno en pleno, por su incompetencia ante una situación a la que deben enfrentarse y resolver, para que no afecte a los ciudadanos, a las familias trabajadoras que necesitan el sueldo para subsistir, puesto que ese es su deber. Para eso están y para eso les pagamos todos los españoles. Claro que, tampoco podemos pedirle más a quien no tiene más. Porque, no olvidemos que todos los Expedientes de Regulación de Empleo (E.R.E.S.), que se han ido produciendo durante los últimos años, les han proporcionado a los “sindicatos de clase” unos beneficios económicos, que sólo ellos conocerán, hecho que raya en la desvergüenza. Bueno, pues con todo esto, los sindicatos sólo le piden al Gobierno el día de la huelga que rectifiquen el texto de la Reforma Laboral.
Desde mi punto de vista es un argumento poco consistente como para intentar paralizar un País, que está cansado de pasarlo mal en los últimos años, y que si va a la huelga lo va a ver reflejado en su nómina que va a ser más delgada que la del mes anterior de forma considerable. Esto si tiene la suerte de estar trabajando.

El Derecho a la Huelga viene reflejado, como todos sabemos, en nuestra Carta Magna. El articulo 28.2 de la misma dice “Se reconoce el derecho a la huelga de los trabajadores para la defensa de sus intereses. La ley que regula el ejercicio de este derecho establecerá las garantías precisas para asegurar el mantenimiento de los servicios esenciales de la comunidad”. La verdad es que, aunque la huelga sea un derecho constitucional, en España no tenemos una Ley de Huelga propiamente dicha. No existe una ley que regule el ejercicio de este derecho. No se puede permitir una huelga en la que los trabajadores se vean coaccionados por los piquetes que, más que facilitar este derecho a los ciudadanos, lo que hacen es crearles problemas, puesto que no los dejan en libertad para ejercerlo o no.

Por otro lado, no podemos olvidar que la misma Constitución que le otorga al ciudadano el Derecho a la Huelga cuando lo crea necesario, también afirma en el Art. 35.1 que,”todos los españoles tienen el Deber de Trabajar y el Derecho al Trabajo…….”. Y yo me pregunto: ¿acaso cuando se presiona al trabajador a seguir una huelga, no se le está privando del derecho constitucional del Art. 35?.

La huelga como derecho del trabajador, del ciudadano, que desea o necesita realizar una protesta por alguna situación laboral injusta, me parece muy democrático y saludable, puesto que tenemos la suficiente libertad para ejercerla siempre que lo creamos conveniente. Lo que no es de recibo, por un lado, es que el resto de los ciudadanos se vean privados de unos servicios que el día de la huelga no van a funcionar (al cien por cien). Por otro lado, el trabajador, el que ejerce el derecho constitucional, tenga que pagar de su bolsillo, de su sueldo, la incompetencia de unos sindicatos que son incapaces de negociar con quien proceda (gobiernos, empresarios, etc.), los problemas que plantean los trabajadores. Es entonces, cuando se convoca a los ciudadanos a la movilización para que, dicho en lenguaje coloquial, les “saquemos las castañas del fuego”. Porque, qué duda cabe, que la huelga, en última instancia, es la consecuencia del fracaso de las “negociaciones” que realizan los sindicatos cuando pretenden conseguir derechos para los trabajadores. Son ellos, los sindicatos, los que deben negociar. Negociar hasta conseguir las reivindicaciones que pretenden conseguir, porque todos los trabajadores no se pueden permitir el lujo de secundar la huelga, porque que les va a costar un dinero que les hace falta en su hogar. Y eso cuando la huelga es de un día, como esta que comentamos, pero cuando dura varios días, o se prolonga en el tiempo, ya me dirán con qué sueldo se va encontrar el trabajador a final de mes.


Además no debemos olvidar que la organización de una movilización de este tipo, tiene un presupuesto económico, que se escapa a nuestro conocimiento, y que se ha de pagar con dinero público.
Y yo me pregunto, ¿donde está el dinero que el Gobierno aporta a los “sindicatos de clase” cada año?. ¿En que se gasta?, si los liberados siguen cobrando el sueldo de sus empresas.
¿Acaso los sindicatos no pueden plantearse paliar de alguna forma la economía de las personas que quieren participar en la huelga?. Al fin y al cabo, el dinero que utilizarían en este menester sería de todos los ciudadanos, puesto que sale de las arcas del Estado.
Derechos, derechos, pero, ¿a que precio?, ¿y los deberes de los sindicatos hacia los trabajadores, afiliados o no?

No voy a comentar si la huelga ha sido un éxito o no, la guerra de cifras que se produce en estos casos, es una forma más de tomarle el pelo a los ciudadanos.
Por otra parte, sea un éxito o no, todo va a seguir igual. Los sindicatos van a interpretar su papel. Porque, sería de tontos matar a la gallina de los huevos de oro, que es lo que el Gobierno representa para ellos, y a quienes dirigen los sindicatos, se les puede calificar de cualquier cosa, menos de tontos.
Pero hay algo de lo que no podemos dudar, y es que esta huelga para lo único que ha servido ha sido para poner de manifiesto el mal funcionamiento de las principales centrales sindicales de nuestro país.
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