jueves, 9 de diciembre de 2010

GUARDERIAS

GUARDERÍAS


En este mundo que nos hemos forjado con nuestro propio esfuerzo. Mundo de igualdades, de equilibrio y de compartir. Todos disfrutamos por igual de derechos y deberes; todos trabajamos; hombres y mujeres, sin discriminación, por lo menos aparentemente. Hecho que resulta muy positivo, siempre que no profundicemos demasiado en la reorganización familiar que esta igualdad conlleva, sobre todo en las familias más jóvenes que, a la hora de tener un hijo, se lo han de pensar dos veces. El planteamiento no es tan fácil como parece. Últimamente nos quejamos de que nuestros jóvenes no se decidan a que el índice de natalidad aumente.

Por razones que me voy a permitir no exponer en esta misiva, he tenido la posibilidad de saber lo que unos padres han de pagar cada mes por tener a su hijo en una guardería. Tampoco voy a enunciar aquí una cantidad, lo que sí puedo asegurar es que dicha cantidad supone una buena parte del presupuesto familiar. No, no se trata de una guardería privada, sino de una que está subvencionada por la Administración Autonómica. Es decir, se trata de una guardería subvencionada por uno de nuestros Gobiernos Autonómicos. Increíble, pero cierto. ¿Alguien puede comprender que un servicio público pueda funcionar así?. ¿Será ésta la respuesta a la pregunta que nos hacíamos anteriormente respecto a la tasa de natalidad?.

Todos nos felicitamos de los logros laborales conseguidos por la mujer hasta ahora, pero si los organismos competentes no colaboran y ayudan a las familias en el cuidado de los menores mientras el padre y la madre trabajan, el logro no estaría completo. Para conseguirlo debemos ponernos ya “manos a la obra”. Vamos a dejar de parchear en un tema tan importante y decisivo para el futuro de nuestra sociedad; a poner solución a este problema cuyas consecuencias las estamos sufriendo ya; una sociedad envejecida, que sólo nosotros podemos cambiarla.

Posiblemente habría que pensar en ofrecer un servicio de guarderías gratuito o, en su defecto, el pago de una cuota asequible a la economía familiar. Tampoco sería ningún disparate la concesión de bajas maternales lo suficientemente prolongadas como para atender a los pequeños hasta que puedan ir al colegio (en algún país europeo ya se han puesto en práctica). Cualquiera que sea, la solución es necesaria ya, de lo contrario nuestra sociedad no se renovará lo suficiente como para mantener el equilibrio social que nos permita la garantía social y económica que un país necesita.


Es necesario que las autoridades competentes tomen conciencia de que, a este tema se le debe prestar la debida atención; dedicarle el tiempo y los medios suficientes para tratar de poner en práctica la solución oportuna.

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